MULTIVERSO.

A tiempo completo,
con la piel siendo viento,
sin heridas, sin presagios,
con estos amaneceres que llenan de caricias el costado derecho de tu cuerpo,
porque el izquierdo lo ocupo yo.

En esa montaña  donde el horizonte saluda al sol y yo me siento a beber café,
a fumar un cigarrillo o escribir,
llenándome de pintura los dedos,
llenándote de pintura las piernas.

Me deslumbra ese atardecer guardado en las palmas,
esas venas que recorren todo el cuerpo,
esas raíces que recorren toda el alma,
todo camino, toda roca.

A pedazos, entre las nubes y el suelo,
se colma una mirada llena de infinidad,
este trozo de universo, de números incontables, de fechas inolvidables,
de pasos a la deriva que terminan siendo aventureros y son más historias que letras escritas sobre el viento; las cuerdas de una guitarra antigua y su melodía que viaja por la ciudad hacía otros paisajes,
en la música habita toda existencia de un cabello con dunas que se balancea sobre una espalda desnuda,
ese camino que es multiverso,
trayecto vasto entre la copa de un árbol y tu raíz más profunda.

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